Hoy ha llegado la primavera y noto cómo los ánimos empiezan a despertar; la energía positiva de los días que se van alargando se expande hacia todos los rincones. Al mismo tiempo que me siento cansada por la llegada de los días más cálidos, noto cómo el buen tiempo me empuja a salir y a querer pasar el día contigo.
Te vas a reír, pero ahora mismo que he cogido tu foto, te miro y me desplomo, literalmente encima de la cama, porque me gustaría estar cerca de ti y me tengo que conformar con no hacerlo. Y eso que hay días en los que no me gustas tanto como antes, que conste, pero pienso en ti cada segundo sin poder evitarlo. En serio, es superior a mis fuerzas, no es broma.
Claro, no te lo crees y te parece mentira porque también hay días en los que no te puedo ni mirar, pero te aseguro que te quiero a todas horas y pienso en ti cada segundo. Fíjate en lo que te digo, incluso en esos momentos en los que me enfado contigo, porque hay días en los que no escuchas y ni te esfuerzas en disimular.
Yo sí quiero disimular que te quiero a todas horas de todos los rincones del mundo y por eso me pongo a silbar, para que no se note tanto, aunque creo que no sirve para nada porque se ve a la legua que cada vez que te miro a los ojos, me desplomo por dentro. Sin darme cuenta, en un momento me desarmo y toda la fortaleza que había construido para hablar contigo se destruye en un instante.
Y encima no encuentro para nada normal que nos parezcamos tanto, por eso también te miro y me desplomo cada vez que encontramos una nueva coincidencia que nos une. Pienso que no es posible que haya nadie en el mundo tan igual a mí, pero así es y cada vez que hablamos tengo la prueba.
La duda que me queda es si a ti te pasa igual o si me lo imagino, si la llegada de la primavera hace que me esté haciendo ilusiones pensando que también tu corazón se desploma al verme como me pasa a mí contigo. Me pregunto si hay algo real en toda esta historia o son todo imaginaciones mías.
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